sábado, 27 de noviembre de 2010

Nadal pasa a la final y se enfrentará a Federer

Rafael Nadal se clasificó por primera vez en su historia para la final de la Copa Masters al doblegar a Andy Murray en tres mangas. El número 1 del mundo se jugará el título y escribir un capítulo más en su leyenda ante Roger Federer.
A la tercera fue la vencida. En las ediciones de 2006 y 2007 celebradas en Shanghai, Nadal se quedó anclado en las semifinales de la Copa Masters después de caer ante Roger Federer. Por aquel entonces el de Basilea era el dominador absoluto del circuito y Rafa se presentaba como el máximo aspirante a derrocar su trono. Hoy en día el tenis ha evolucionado y es el de Manacor el máximo referente del tenis actual. Nadal tiene ante sí una oportunidad única de poner el broche de oro a una temporada sobresaliente en el que además de conquistar tres de los cuatro Grand Slam podría sumar a su palmarés su primera Copa Masters. Opción a ello tendrá después de derrotar al británico Andy Murray por un marcador global de 7-6(5), 3-6 y 7-6(6) tras tres horas y once minutos de juego en el choque disputado en un abarrotado O2 que empezó jaleando a su ídolo pero que terminó rendido al número 1 del mundo en el partido de más duración hasta la fecha en esta edición.
La primera manga se resolvió tras 59 minutos de juego en un tie-break intensísimo que fue fiel reflejo de lo ocurrido durante los doce juegos previos y que acabó desnivelado a favor de un Nadal crecido en feudo ajeno. La primera hora de partido fue probablemente la mejor hora de tenis de todo el campeonato, con dos jugadores con estilo diferente pero que dieron lo mejor de sí mismos. No hubo break alguno, ni siquiera opción a ello, pero la tensión parecía poder romperse con el filo de una raqueta. Murray sorprendió a propios y extraños dando todo un recital con el servicio, con el que firmó un altísimo porcentaje de efectividad. El escocés cayó las bocas que le vienen acusando de tenista defensivo y fue él quien llevó la batuta del partido en todo momento, exhibiendo una poderosa derecha con la que movió a su rival de lado a lado de la pista. Incluso dejó muy a las claras que ha mejorado sobremanera a la hora de moverse por la pista.
Batalla de gladiadores
Pero ahí estaba Nadal. Como águila que espera a su presa supo ser paciente, fue haciendo los deberes con el saque y al resto esperó su oportunidad. La misma no llegó hasta la muerte súbita, donde el balear aprovechó que Murray jugó con más segundos que primeros, supo meterse en pista y sacar a pasear esa derecha que volvió a resultar definitiva para apuntarse el set. En 11 de los 12 enfrentamientos previos entre ambos, quien ganó el primer set terminó ganando el partido (sólo en su primer duelo, Open de Australia 2007, Nadal ganó el partido tras remontar un primer set adverso) y no iba a cambiar esta dinámica en Londres. Y eso que Murray ganó el segundo parcial. Lo hizo después de salvar un 15-40 adverso en el inicio, cuando mejor estaba Rafa y él pasaba por un mal momento anímico. Se rehizo volviendo al esquema esgrimido en el primer set, pegando duro y haciendo daño a Nadal al ataque. Llegó el séptimo juego, juego en el que Andy consiguió la primera ruptura del partido merced a su frescura de piernas, una defensa numantina y un ataque voraz. Luego todo fue un paseo para él hasta equilibrar de nuevo el marcador.
A orillas del Támesis, Nadal estaba 'tocado', pero no 'hundido'. Pudo ceder su servicio en los primeros compases del tercer set, donde uno y otro demostraron un bajón físico producto de las más de dos horas de juego a una intensidad máxima. Algo lógico en este tipo de partidos: dos sets de gran nivel y uno de épica en el que todo puede pasar. Murray tuvo la sartén cogida por el mango, pero fue Nadal quien consiguió la tan ansiada ruptura en el tercer juego. El número 1 del mundo sufrió en cada juego al servicio, si bien solventaba cada momento de apuro a medida que se consumía el reloj. Incluso gozó de su primer 'match point' con 5-3 al resto, pero Murray se disfrazó entonces de Braveheart para pelear lo indecible. El escocés no sólo salvó ese momento de apuro, sino que rompió el saque de Nadal a continuación, le hizo que le entraran dudas y forzó un nuevo tie-break en el partido.
En la muerte súbita, fue Andy quien golpeó primero (3-0, 4-1), pero si hay un jugador guerrero, atrevido y sinónimo de épica ése es el de Rafa. Jugó a la derecha de su rival, aguantó y atacó a su rival en cada intercambio, solucionó cada problema con la ecuación adecuada y sacó de su chistera dos golpes de mago para poner el punto y final a un gran duelo de gladiadores. Con esta victoria, Rafa está a un solo paso de hacer historia, de conseguir la victoria en un torneo que hasta el momento se le resiste y de sumar en su haber 1.500 puntos en su nómina que le ratificaría aún más como el mejor tenista del momento.

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