viernes, 26 de noviembre de 2010

Nadal se enfrentará a Murray en semifinales

"En el partido ante Nadal puede pasar cualquier cosa" comentaba Berdych al derrotar a Roddick. Con la moral recién inyectada tras su mejor partido desde las semifinales de Wimbledon empezó a divisar un duelo donde no tenía nada que perder. Fiel a esa convicción pisó el cemento del O2 y no tardó en poner contra las cuerdas a Rafa en los primeros compases del partido.
Dos bolas de break en el bolsillo en el primer juego al servicio del balear. Dos resquicios para creer o dos piedras en un largo camino por recorrer. El buen hacer de Nadal convirtió el panorama en pegregoso trecho no recorrido. No volvió el checo a encarar el duelo en similiar tesitura y, a pesar de dar la cara durante toda la primera manga y el comienzo de la segunda, fue incapaz de mantener el pulso.
Incrédulo ante la inexistencia del fruto pese al trabajo más que bien hecho, el checo se adentró en los terrenos de la precipitación. Una ofensiva pasada de revoluciones y la ansiedad al saque -manifestada en porcentajes de primeros bastante limitados- alargaron todo juego al servicio. Un ramillete de acciones aceleradas de Nadal sobre el segundo saque del checo impidieron al español confirmar en el marcador la sensación de superioridad en el juego.
Tenis regular contra tenis ocasional
A pesar de estar entonado al servicio durante todo el partido y soltar destellos con regularidad desmoralizante, el balear se vio incapaz de abrir brecha en el primer set. Apariciones esporádicas en el fondo y el juego de alto riesgo desplegado permitió a Tomas mantener viva la esperanza. Ni siquiera una jugada polémica que terminó de espolear a Nadal al final del primer set evitó la resolución de la manga en el tie break. El balear desprendió vitalidad en la muerte súbita al encadenar los mejores puntos del primer set en el momento cumbre, selló el pase a semifinales y cercenó cualquier viso de revolución al otro lado de la red.
Necesitado de dos mangas habiendo recibido el decimoctavo revés consecutivo en forma de set perdido ante el balear, Berdych dio los últimos coletazos en suelo londinense aferrado a su servicio. La intensidad decayó por momentos en ambos bandos. Nadal con los deberes hechos y Berdych con todo el temario por estudiar la noche previa al examen más duro del curso, decidieron dar una breve tregua al duelo hasta que el balear asestó un severo trazo de realismo al lienzo en forma de rotura. Poniendo en práctica un juego más conservador que el intrépido patrón del checo pero con una agresividad controlada -más winners que Tomas- Nadal se abrió camino hasta la victoria. Berdych, a punto de besar la lona, no fue sino obligado a bajar los brazos ante el tenaz empeño de su adversario.
Tras casi dos horas de encuentro, el español ha afirmado sentirse satisfecho por haber alcanzado el "máximo nivel" ante un rival "incómodo" antes de encarar el irresistible duelo de semifinales ante Murray.

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