lunes, 7 de febrero de 2011

Liga BBVA : Real Madrid 4 - 1 Real Sociedad

El dato es que a los siete minutos ya había marcado Kaká, al aprovechar un mal despeje de Elustondo. Si el gol dio la impresión de ser sencillo es porque quien lo marcó es un gran futbolista. Y los buenos lo hacen fácil. Ahora podremos discutir cuánto tuvo Kaká y cuánto le queda, mucho o poco. Pero aún le queda, como se vio. Y su rendimiento mejora en contacto con el balón, bajando a distribuir, yendo de cara, sintiéndose partícipe. Ahí es donde hay que cavar.
El segundo gol tuvo el efecto de matar los mil demonios que acosan a Cristiano cuando no marca. Fue un zurdazo raso, colocado, favorecido por el resbalón de Labaka. Para el goleador significó un alivio más que una alegría. Tanto le mejoró el humor que su siguiente intervención fue una espaldinha prodigiosa que hubiera limpiado a su marcador de no estar la acción anulada por fuera de juego.
La Real dispuso de su turno de réplica entre ese gol y el siguiente. Apenas lo ejerció. Griezmann remató de media volea una asistencia de Zurutuza, balón al anfiteatro, y en otra contra aislada Tamudo se estrelló contra las alas de Casillas. La sensación general es que los buenos (Prieto, Griezmann, Zurutuza...) estaban demasiado alejados de donde se discutía el partido.
El tercer gol local, segundo de Cristiano, fue un homenaje a Santillana y a todos los que gustan de jugarse los implantes en los saques de esquina: salto poderoso, torsión de cuello y cabezazo a la red.
Un tiro al larguero de Kaká, una rabona de Di María y una pifia de Albiol. Eso dio el partido antes de que la Real marcara de carambola, paradón de Casillas a tiro de Tamudo que luego rebotó en Arbeloa. Después, con el tablero más desordenado, lucieron los mejores. Unas gotas de Xabi Prieto y un manantial de Özil. Qué futbolista. Ya parecen pocos los diez años que se pasará en el Madrid. Así es el amor: temes perder lo que acabas de tocar .Y, por fin, el gol de Adebayor

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