lunes, 7 de febrero de 2011

Liga BBVA : Sevilla 0 - 0 Málaga

Sevilla y Málaga lo podrán disfrazar como quieran, seguramente con un elogio a sus defensas, que habían sido un desastre hasta ahora y que ayer se marcharon sin heridas de Nervión. Pero no. Sevilla y Málaga están muy por debajo de lo que se espera. Abrazan la mediocridad. Manzano, en su enésimo volantazo, se inventó ayer otro plan y limpió del equipo titular a Kanouté y Negredo, sus delanteros titulares en el Bernabéu. El resultado fue un estreno decepcionante como local de Rakitic y un equipo con un único recurso: el pelotazo a Luis Fabiano. Ya hay pitos para Manzano. Pellegrini, mientras, le dio una vuelta a su defensa y se entregó a Demichelis, el fichaje con más sentido que ha hecho el Málaga en el mercado de invierno. El argentino hizo su trabajo, ayudó a Weligton cuando Luis Fabiano apretó a su compatriota y lideró la conquista de un punto que en otras circunstancias sería un tesoro. Ahora lo es menos.
El partido resultó un chasco porque estaba lleno de alicientes. Y todos, uno detrás de otro, se fueron cayendo. Con Duda lesionado, Nervión miraba con curiosidad los regresos de Baptista y Maresca. El primero, que todavía conserva alguna de las virtudes que le convirtieron en crack, estuvo voluntarioso pero sin magia. Maresca, ovacionado por los espectaculares servicios que prestó en Sevilla, ya está lejos de sus mejores días.
También estaba el estreno de Rakitic, al que Manzano colocó de enganche. Resulta sorprendente que cuatro días después de jugar en Madrid con el equipo presuntamente de gala, el jiennense cambiase su frente de ataque al completo. Da la sensación de que Manzano quiere dejar a todo el mundo contento y que por repartir minutos lo que ha conseguido es que el Sevilla no sea reconocible, ni tenga once tipo. Ni sello. Y ahí se ve, lejísimos del objetivo.
Se intuyó que no sería un partido feliz desde el minuto seis, cuando a Asenjo se le quedó enganchada la rodilla derecha.

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